domingo, 9 de septiembre de 2012

AMLO, el rey que quiere ser absoluto

Enrique Aquino

En febrero de este año, Andrés Manuel López Obrador estaba en una reunión con empresarios inmobiliarios, entonces se dirigió a uno de ellos con micrófono abierto:

—¿Te acuerdas en tu casa, que dije que si  la elección era limpia y libre, si perdía,  me iba ir yo a la chingada? ¿Te acuerdas?

Aunque la elección fue limpia y libre, pues no se fue. De hecho, los partidos más multados por el IFE fueron los de izquierda, presentaron facturas falsas para comprobar gastos de campaña entre otras irregularidades.

Hay que reconocer que AMLO hizo una muy buena estrategia, seguramente negoció el apoyo de todos los  líderes de las diferentes corrientes de izquierda —incluyendo a Ebrard y los llamados “Chuchos”— para que fuera el candidato en las elecciones —el fue ganador de una encuesta para ver quién era el candidato, curiosamente esa no estuvo manipulada— con la condición de que después dejaría el campo libre para que otros buscaran la presidencia en el 2018, entre ellos Marcelo Ebrard, quien anunció que empezará su campaña en diciembre.

Era muy difícil que siguiera en los partidos de izquierda que lo postularon, PRD, PT y Movimiento Ciudadano.  Ya lo habíamos dicho en una columna anteriormente, que MORENA sería partido, esa era su estrategia desde que hizo ese movimiento.

Constantes roces tuvo con algunos líderes de izquierda durante estos últimos seis años, por ejemplo, en el 2008 el ex líder de los Senadores perredistas se refería a AMLO  así en aquel entonces:

—Nadie puede ser aspirante real a la Presidencia si la mitad de la población rechaza su mensaje, su nombre o su forma de hacer política.

En el mismo 2008, cuando Guadalupe Acosta Naranjo era el Presidente del PRD, dijo:

—Andrés Manuel López Obrador, Alejandro Encinas y […] alientan una actitud de odio, de rencor a quienes no pensamos como ellos.

La táctica de AMLO fue muy buena, todo en tiempos perfectos, este anunció lo hizo después de que el TEPJF dio su veredicto, aprovechó al máximo el respaldo del PRD, PT y Movimiento Ciudadano en su locura de querer invalidar las elecciones.

Al fragmentarse las izquierdas, pierde la misma izquierda, seguramente muchos seguirán a Obrador como si fuera el Flautista de Hamelín, porque como ya he dicho, el Pejismo es una cultura y no una ideología, pero ojo, recordemos que Mancera tuvo más de medio millón de votos en el DF que él.  

Hay una doble moral, muchos de sus fanáticos criticaron que una sola persona tomara decisiones  en un partido como Elba Esther Gordillo en el PANAL, ahora, Obrador hará lo mismo, vivirá de los recursos de su propio partido, seguirá siendo un lastre para los mexicanos. Nunca será bueno que alguien ostente un  poder absoluto en un partido, es antidemocrático.

Ayer también dijo que no reconocerá a Peña Nieto como presidente legítimo de México, sigue sin respetar  las instituciones que validaron la elección, polarizando —porque le conviene— sin importar el daño que hace, porque incita al odio y al encono. Además, anunció que habrá medidas de desobediencia civil “pacifica”, seguiremos viendo al mismo Obrador de siempre, no cambia y ni cambiará.

Me despido con una frase de Dupaty Louis Emmanuel: “Los reyes quieren ser abosolutos; los nobles quieren ser independientes; los pueblos quieren ser felices”.

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